Sunday's Thoughts

 Las capas que nos añadimos de la que necesitamos liberarnos, como una serpiente mudando piel, transformándose. Esa piel muerta que pueden ser nuestros miedos y pensamientos preconcebidos no deja de ser más que gramos de peso que se acumula en nuestra espalda y subsconciente.

Capas grises de mugre que nos invaden y de la que tenemos que purgarnos.

El ruido a veces no nos deja ver quien somos realmente, o donde está el camino que debemos intuir.

Al desconectarnos tantas veces de la naturaleza y nuestro instinto, llega un momento que esa vocecita se va apagando... hasta que paramos a escuchar con detenimiento. Frenamos en seco nuestra vida acelerada y escuchamos con atención. No paramos por miedo, no paramos para encontrar otra distracción, sino para tomar impulso sabiendo que nuestra conciencia está siendo guiada por nuestro instinto.

A veces el camino más corto no es el que nos lleva más rápido a la meta. Y de todas formas, ¿por qué es tan importante el final? Todo hecho para un resultado inmediato, los largos procesos nos aburren, nos desmotivan y nos hacen deambular perdidos.

La incertidumbre nos agota, nos aterroriza.

Hasta que los más valientes se zambullen en las aguas del mar más salvaje y ven que se puede nadar perfectamente. Se adquiere esa adrenalina que nos anima a seguir siguiendo este nuevo camino lleno de misterio y magia. El proceso es maravilloso, nos llena de energía positiva y nos amplifica el amor hacia nosotros. Estar "en la zona" debe ser nuestra adicción o al menos llenarnos lo suficiente para recordar que siempre podemos volver a sentirnos así. Es momentáneo pero dependiendo de las veces que nos zambullamos en ella, más veces podemos disfrutar del sentimiento.

Ese vértigo no es malo una vez deja entrever lo que se puede conseguir con un poco de esfuerzo y sobre todo, pasión.

Enriquece el alma ver que si tenemos dedicación y pasión podemos crear cosas maravillosas.

Y es que somos portadores de mensajes, de luz, de magia. No somos más que voces dormidas que necesitan desprenderse de prejuicios y miedo como capas de cebolla para brillar y proclamar más alto el mensaje. 

Pero ¿qué mensaje? Cada uno tendrá el suyo, el de la experiencia, el del amor, el de la unidad. Estamos hechos todos de los mismos pedacitos y podemos ver partes de nosotros en las personas más cercanas a nuestro círculo. O de otra manera nuestro ser se beneficiará de cada persona en nuestro camino, igualmente que nosotros llenaremos una parte de su existencia con nuestra experiencia.

Simplemente, no olvidéis que la individualidad nos deprime, reprime y apacigua. Nos aletarga y nos hace olvidar nuestro propósito. No estamos aquí para compararnos sino para inspirarnos. No somos rivales, sino un equipo. No nos hace bien restarnos, sino sumar más experiencias a nuestra vivencia.

Incluso si estas experiencias son difíciles. Sentimos, para bien y para mal. Pero el truco está en recordarnos los buenos momentos, en darles importancia, en festejarlos. Creando un adversario tan poderoso como el dolor que puede rompernos parcialmente y momentáneamente.

Estamos hechos para cambiar, estamos creados para evolucionar. No ganaremos nada siguiendo en un camino sin propósito alentado por la avaricia y el egoísmo. Corrompidos por invenciones del pasado ante la imposibilidad de saciar nuestro apetito de lo simple, creando un arma para atar nuestras almas a lo material y olvidando con ello el mundo espiritual.

No olvidemos el poder que tenemos cuando ponemos nuestra energía en ello. Puede ser difícil de creer por no poderlo abarcar. Pero si los niños pueden experimentar y creer en la magia, y crear lazos de amistad sin prejuicio, vivir con intensidad, algo deberíamos tomar de ejemplo de tal filosofía de vida.

Vive intensamente, ama intensamente. Porque mañana se te podría acabar la partida.


15/11/20

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