Tiempo al viento
El tren de las 11 aún no ha llegado.
Un joven se sienta a su lado y comienza a hablarle animadamente
Y ella inquieta y nerviosa mira su reloj de mano.
Y todo transcurre en una mañana de verano...
Siempre esperando en la parada de un tren
Y cada día de vuelta a ver amanecer
El viaje empezaba sin ella otra vez
Había aprendido finalmente a perder.
Las oportunidades brillaban por su ausencia
Los andenes por su larga complacencia
De hacerle ver lo que jamás tendría
Lo que se llevaba y solo ella desearía.
Pues desear solo existía para los pobres
De corazón o mente, al fin y al cabo diferentes.
Tanto llegaba a cansar la rutina,
Tan prestas las botas a iniciar la huida
Que las ocasiones imprevistas pasaban de largo
Dejando una vida de ilusiones desprovista.
El calor siempre sofocaba sus miembros
El frío laceraba sus únicos pensamientos
Y las palabras dirigidas pasaban del momento.
La gente marchaba, dejándola de nuevo con el silencio.
Viajera que nunca tomó travesía
A pesar de tener oportunidad a la vista
Agachas la cabeza, esperas mejor tranvía
Y al llegar tu deseo nunca se convierte en valentía.
Muchachos charlatanes que vienen y van
Le prometen mundos pero no los llega a tocar.
No persisten, su aura desconfiada pesa más
Que un cuerpo medio bueno y una faz especial.
El viento, el único que envuelve su ser
Sin miedos y sin dejarse vencer
Por esos ojos cansados de desear y no ver
Por ese cuerpo anhelante de dejarse vencer,
Tirarse al anden por una vez
Y que sus sueños la arrollen.
Que el último tren llegue y la lleve por delante
Hasta horizontes desconocidos
Paisajes peligrosos pero vivos.
Aunque sea su primer y ultimo viaje,
A pesar de desconocer el siguiente instante
Pero sintiendo una vida por un día diferente.
Aun dejando de ser especial y ausente,
Aun mezclándose en el fragor de la gente corriente.
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